Y allí estaba, vestida para la ocasión acompañada por LesGroNoma, nerviosa y con mi inseparable sonrisa esperando ver quien se decidía a abrir la puerta, pues todo el mundo sabía que éramos nosotras.
Se abrió la puerta y al entrar todo el mundo nos dio la bienvenida llenos de júbilo (supongo que para todos fue como una liberación, pues así se acababa tanto secretismo y el no saber que decir cuando en algunos encuentros familiares faltaba LesGroNoma o en otros, en los que faltaban sus padres y después llamaban para ver quien había estado).
Llego el momento de sentarnos. LesGroNoma fue muy lista y se sentó al lado de su madre (digo lo de lista porque le peló todas las gambas) y a mi, con mi inseparable sonrisa, no me quedó otra que sentarme justo enfrente junto a ¡¡su abuela!!... jejejeje... la cual a mi me encanta, pues me resulta entrañable, graciosa y me lo paso genial observándola.
Después de cenar vinieron los regalos. Yo sabia que todos tendrían amigo invisible, todos menos yo claro, pero LesGroNoma me pidió que me sentara junto a ella y me dieron la sorpresa, ¡¡dos regalazos para mi!! ¡¡un buen libro que quería y una enorme planta de interior!!... vamos, que me sacaron los colores.
Al acabar, cuando por fin iba a empezar lo que yo nunca he presenciado (si, los famosos bailes de las cenas familiares de LesGroNoma) decidimos marcharnos por que habíamos quedado con unos amigos.
De pronto apareció la abuela de LesGroNoma y dijo: "¡¿pero te vas?!" "¡¿te vas por ahí con esta?!" a lo que LesGroNoma añadió: "si abuela, me voy con ella" y con una gran sonrisa salimos las dos por la puerta.
Que puedo decir, fue una cena estupenda, como las que hacía mucho tiempo que no tenía y que seguramente jamás olvidaré.
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