Estoy en mi gran pueblo (si, si... Cinco Casas) de lo más fresquita...
De pronto me llega un wasap de una amiga...
"¿Estas en el pueblo?, tengo un problemilla con el ordenador, por si no te importa mirarlo"
... las 3 de la tarde, 40 grados fuera...
No es que sea informática, pero suelo arreglar los problemillas.
Parece ser que se ha corrido la voz y en este pueblo me llama todo el mundo para solucionar cierto tipo de problemas informáticos, lo mejor es que suelo cobrar el arreglo con un simple café.
Me lo pienso... me da pena la muchacha y le contesto.
"A las 4 en el bar, me invitas a un café y vamos a mirarlo".
Llego al bar, 4 gatos como siempre y son los de siempre... los gañanes de turno que te miran de arriba abajo y no por que les extrañe tus pintas, sino porque eres mujer y estás soltera (saben que soy lesbiana, que paso de ellos, que me río de las cosas que me dicen, pero no desisten).
Pido mi café, llega mi amiga.
De fondo se oye una voz en grito "¡ponle una copa a LesÑadora, que yo la invito!"
Yo la acepto, mas me vale, rechazar una invitación aquí es como hacer un desprecio.
El aceptarla trae consigo el cansinismo (esto es cuando alguien se pone muy pesao), y el comienzo de piropos varios... que guapa que estás, que bien te cuidas, que hermosa y que buena eres... menos mal que ya estoy acostumbrada.
Y claro, si me invita uno los otros no van a ser menos!
En fin, que me he bebido 4 copas y me he tronchado de risa con sus chascarrillos...
"Si dejas que te la meta,
a la sombra de un pajito,
ganaras un buen jornal
y estarás a lo fresquito"
Este fragmento es uno de los tantos que me han podido decir.
Terminamos las copas mientras mi amiga me dice
"vámonos a mirar eso que esto es pa' mear y no echar gota"
