martes, 3 de febrero de 2009

Aquella profesora...


No fue la primera, pero sí la última profesora que me fascinó... Soy de la primera generación de la ESO, y los profesores eran reticentes a cambiar su forma y fondo a la hora de dar clase. Mi historia empieza allá por 3º cuando no llegué a conocer a la profesora de Lengua y literatura que debimos tener, conocí a una que después dio a luz y llegó otro y luego volvió la que fue madre... y así. Pero fue en 4º cuando al fin se quedó un par de meses o tres hasta que volvió a desaparecer.

Sufría una depresión muy grande y decía que nosotros éramos su terapia, o que eso le había dicho el médico. Estaba gordísima, llevaba vestidos de talla enorme y le quedaban justos, se sentaba en el sillón de brazos (el de los profesores) y se descorchaba cuando se iba a levantar. Tenía las paletas separadas, una melena voluminosa, cepillada y color naranja-rojizo. Melena y rostro con cierto aire a Almudena Grandes. Parecía basta en voz y en carácter, pero no lo era, aunque tenía cambios de humor repentinos (se enfadaba y se contenía bajando el volumen y el tono de su voz así como regalando una sonrisa)

A mí me encantaba, tan grande y a veces tan grotesca... pero tenía una mirada amable y pícara, parecía que guiñara a diestro y siniestro. A ella le mostré mis torpes manuscritos, ¿quién no ha escrito con 15 años? Y me decía: "Me parecen maravillosos, y leyendo a una persona puedes saber mucho de ella."
Sentía que mostrándoselos estaba desnudándome sólo para ella, delante de todos aquellos niños que se apresuraban a guardar todo en las mochilas para salir al patio o volver a casa.

Lamenté no volver a verla, tenía cosas que decirle y que enseñarle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...