Este año se está acabando. Ha sido para mí un año muy completo en cuanto a nuevas experiencias. He pasado de estudiar la carrera y pedirles de forma justificada dinero a mis padres, a empezar a ganarlo y a dejar de darles explicaciones. Salí airosa de mi fase en Granada, donde estudié la primera mitad de un máster orientado a ingenieros de caminos, canales y puertos, y de mi fase en Córdoba, donde estudié la segunda mitad del máster, orientado a ingenieros agrónomos y de montes. Creo que ha sido el grupo clase con el que mejor he encajado. Empecé a disfrutar de mi beca de doctorado, y tuve que mudarme a Sevilla. Mis compañeros de trabajos son muy amables, y Ana y Manolo, las otras dos personas que hacen el doctorado también lo son, sin embargo echo de menos tener a alguien cercano que trabaje en un tema relacionado con el mío, y especialmente este año que mi tutor está en EEUU. Escapé del calor con una estancia a Gante durante Agosto y Septiembre, en la que he aprendido mucho de uno de mis compañeros de piso y en la que, de nuevo, he aprendido a trabajar bajo presión. Después presenté un trabajo en un congreso y a raíz del mismo, me llamaron para que escribiera un artículo en una revista. Días después, del subidón, trabajé por un fin de semana de camarera, por primera vez en mi vida, y relativicé el subidón cuando me dijeron “tschi tschi, Ricitos, un White label con coca cola” Ahora estoy terminando la tesina fin de máster, con objetivo de presentar los resultados el próximo año en Viena y de escribir un artículo.
Hasta ahora, todo ha sido trabajo y desplazamientos, pero este año he aprendido algo más, he conocido la vida más a fondo, y por desgracia la muerte…
Mi abuelo empezó a flaquear para finalmente morir dignamente y de forma natural, saturado de morfina. Mi abuela se mudó del piso a nuestra casa, un cambio muy fuerte para ella, perder a su marido, alejarse de su familia del pueblo y sus vecinas. Se entretenía física y mentalmente pensando en las tareas de la casa, pues así se siente más útil y menos “carga” para nosotros, hasta que se cayó y se fastidió el hombro izquierdo. Le dijeron que operarla con 83 años es peligroso, le inmovilizaron el brazo todo el verano y después le enseñaron unos ejercicios de rehabilitación. Mi abuela quiere hacerse cargo de la casa y moverse, ya puede hacerlo, además de peinarse y ducharse sola… el médico aún no se lo cree. Ahora su hermana pequeña se está muriendo en Valencia… Yo la cuido y la mimo regalándome toda la paciencia que necesita, porque a veces la memoria le juega malas pasadas.
Tantos cambios me ha sacudido… El mayor de todos, ha sido alejarme de LesÑadora. Reaprender a estar sola y valorar lo perdido. Ahora puedo reconocer a los solos y solas y saber, con solo mirarlos, lo que necesitan. Pero tengo que librar mis propias batallas, y tengo que hacerlo sola para aprender de verdad. Para entrenarme en la vida y saber extraer y ofrecer lo mejor de cada momento…
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Apoyando a mi tía para pasar el luto de perder a su hijo antes verlo nacer.
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Tengo la esperanza de que estas experiencias tengan algún sentido... quizás saber ayudar a alguien que pase por lo mismo o una situación parecida, más adelante... no sé...
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