jueves, 26 de abril de 2012

Volviendo al mar de mi inconsciencia...

Las mariposas han dejado de revolotear, se han posado en la flor marchita de mi pecho para alimentarse del néctar que ha logrado persistir. Queda la esperanza,  la llegada de una nueva primavera, pues sé que volverán las mariposas y la flor a renacer…

 

lunes, 16 de abril de 2012

Conversación...

"Estás acostumbrada a darlo todo y a la vez esperas que el mundo también lo haga. No pretendas encontrar a alguien que te ame, que dé las cosas las das tú..."

- ¿pero si yo existo y soy así? ¡tiene que haber alguien como yo!
no puedo perder la esperanza en encontrarla... -

"Quizás no se trata de que la busques... tal vez esa persona tiene que encontrarte a ti..."

jueves, 12 de abril de 2012

Leyendo a Elsa....

"Cuando somos adultos, nos amoldamos a una sociedad jerarquizada en la que dependemos de la opinión de los demás para poder sentirnos cómodos con nuestras decisiones y nuestros sentimientos. Necesitamos la aprobación de los demás para sentirnos adecuados. Si seguimos las normas, recibimos esta aprobación.

Cualquiera que se salga del engranaje emocional y social se sentirá abandonado a su suerte, sin necesitar siquiera la desaprobación explícita de los demás. Simplemente sentirá que ya no pertenece al grupo y asociará este sentimiento con la desaprobación, es decir, con la exclusión del grupo. Y esto es muy difícil de sobrellevar, porque el desprecio de los demás, por razones evolutivas, suscita el miedo inconsciente a la muerte. Así los demás se convierten poco a poco en fuente de seguridad para nosotros, porque dependemos de su aprobación para todo. No nos relacionamos como iguales, sino como dependientes. No hemos aprendido a relacionarnos de forma sutil, a través de los sentimientos, las afinidades, las necesidades afectivas espontáneas.

Reconocemos al otro según los símbolos materiales que exhibe, las ideas que expresa, los periódicos que lee o el tipo de coche que conduce. Según el grupo al que queremos pertenecer debemos asimilar determinados símbolos de pertenencia. Poco a poco reemplazamos los vínculos genuinos entre seres humanos, la simpatía o el amor que brotan de forma espontánea, por esos intercambios estructurados que nos ofrecen la seguridad de pertenencia a un grupo humano, a cambio de la aceptación de determinadas normas. Cuando el teatro de las relaciones humanas se nos queda demasiado estrecho nos ahogamos en nuestra soledad. Entonces quisiéramos romper las barreras que nos separan de los demás, pero nuestro entrenamiento de años nos lo pone muy difícil: el miedo al ridículo, al rechazo o a la incomprensión nos acota en nuestra soledad. Hemos aprendido a hablar para confundirnos, pero no para comunicarnos. De nuestros afectos disimulamos más de lo que mostramos, a veces por pudor, otras para no sentirnos vulnerables. A los demás les pasa lo mismo. Nos pasamos la vida esperando que el otro dé el primer paso, pero es probable que tampoco sea capaz de darlo, porque pocas personas mantienen la capacidad de expresarse genuinamente.

En la edad adulta resulta muy difícil escapar de la expresión convencional y limitada de los sentimientos de amor y afecto. Nos censuramos de forma automática, a diario, casi sin darnos cuenta, y pagamos un alto precio a lo largo de una vida en soledad..."

Fragmento del libro "Brújula para navegantes emocionales" de Elsa Punset.

Creo que soy una de esas pocas personas...

jueves, 5 de abril de 2012

Contradicciones...

La gente miente por costumbre...
Como es posible que una persona atea, que ni está bautizada, que no cree en un mas allá, que no existe un cielo ni un infierno, en un dios, en un diablo... puede decirte que le gustaría vivir y seguir los pasos de la semana santa sevillana!

ante estas contradicciones me quedo atónita...
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